miércoles, 11 de mayo de 2011

Nada es fácil

Tendemos a dificultar las cosas de tal manera que lo más sencillo lo convertimos en lo más complicado.

¿Por qué pensamos tanto las cosas? Sabemos que hay dos opciones: que salgan y que no salgan. El no lo tenemos desde el principio, pero no arriesgamos, ¿por qué? ¿dónde está el miedo y a qué?

Por desgracia, pertenezco al grupo de quienes piensan las cosas un millón y medio de veces y no arriesgan ni con un revólver en la cabeza. Nunca entenderé mi comportamiento, es raro, como yo.

Igualmente... el cementerio está lleno de valientes, así que yo no sé si arriesgar a dejar que la vida me ponga las cosas delante (una manera egoísta si tengo en cuenta que SIEMPRE me quejo de mi vida y casi todo lo que me rodea).