martes, 29 de noviembre de 2011

No puedo...

No puedo pretender cambiar el mundo cuando el mundo nos cambia constantemente a nosotros.
No puedo hacer feliz a la gente cuando yo no puedo hacerme feliz a mí misma.
No puedo hablar de lo que quiero cuando hay gente que me corta la libertad.
No puedo tener seguridad en mí misma si no creo en mí.
No puedo reír si alguien no me da los motivos suficientes.
No puedo llorar si no tengo las fuerzas necesarias.
No puedo alzar la voz y gritar a los cuatro vientos si no tengo esa seguridad en mí.
No puedo…
No puedo…
No puedo…

Quiero cambiar ese no puedo por un sí puedo. Al igual que todo en esa vida esto también tiene sus dificultades.

Soy la única persona que puedo cambiar mis fracasos por metas desde lo más profundo. Sé que no puedo lanzarme a la piscina sin antes asegurarme que hay agua y que donde me tire cubre a la justa medida, pero puedo observar primero y tomar la decisión: lanzarme o quedarme en la orilla.

Muchas veces pienso en la película Forrest Gump y en una frase que dice el protagonista: “Mi mamá dice que la vida es como una caja de bombones, nunca sabes qué te va a tocar”.

Creo, que verdaderamente, esta es la realidad porque nunca sabes qué te puede suceder ni qué acontecimientos vas a presenciar…

lunes, 28 de noviembre de 2011

Mala suerte.

Pasar debajo de una escalera, ver un gato negro, romper un espejo, que se te caiga sal, brindar con agua… Sí, toda esta serie de cosas y las que no he añadido, porque hay muchas y no me las sé todas, supuestamente dan mala suerte.

Recuerdo aquellos días de instituto donde cuando me salía muy bien un examen alguna vez imaginé que era por mi ropa interior o mis calcetines y me ponía el mismo atuendo cuando tenía examen y no sabía ni por dónde me pegaba el aire. Conclusión: si llegaba al 5 podía darme con un canto en los dientes.

La cuestión es… ¿de qué nos sirve pensar todo el día en las supersticiones y huir de escaleras, gatos, sal, espejos…? Pérdida de tiempo, lo llamo yo. Que yo también peco, no iba a ser para menos, pero a mí lo que me va más es eso de tocar madera, no pregunten.

Todos tenemos días buenos y días malos, lo mismo que rachas, pero joder a veces una se cuestiona si no le han echado un mal de ojo o le ha mirado un tuerto porque otra cosa no, pero motivos no faltan.

Y digo yo, ¿si no me hace caso ha sido también la mala suerte?, ¿si la alarma no suena, mala suerte?, ¿si quiero besarte y no te enteras, mala suerte?, ¿si pierdo el metro, mala suerte?, ¿si me bloqueo, mala suerte?, ¿si tengo mala suerte, mala suerte?