jueves, 23 de octubre de 2008

Observaciones en un mundo que apesta

Mucha gente llegará a saciar su ansia de querer aspirar a ser más de lo que realmente es.

Jamás podré entender a los cuatro energúmeros que siempre querrán más y más sin importarles las consecuencias que puedan causar hacia los demás. Nunca verán el mal que en verdad hacen.

Sí, estoy sola en esta habitación y sin nada que hacer, sólo me apetece pensar en aquellas cosas a las que mucha gente no da importancia alguna y que parece que sólo nos percatamos cuatro gatos.

¿Qué sentido tiene vivir en un lugar en el que cada uno sólo piensa para sí? ¿Por qué no pensamos en el mal que podemos causar al de al lado? No sé... siempre buscamos nuestra propia felicidad, haciendo lo posible para conseguir cuanto más mejor. Esa es la nueva ley de una sociedad superviviente.

A lo largo de mi vida he oído muchas veces decir a gente de mi entorno “tú es que eres la persona más buena que conozco”, “eres una buenaza”, y cosas por el estilo hacia mí. Yo no sé si soy buena persona, si obro bien u obro mal, yo sólo intento ser quie soy y mostrarme en mi “esencia más pura”, pero sólo aquellas personas que me conocen verdaderamente saben cómo soy y jamás me juzgaron de mala compañía o mala persona. Está claro que tengo mis pros y mis contras, como todo ser humano, y está claro que no soy la chica perfecta (y jamás lo seré), pero intento ayudar, aguantar a aquellas personas que siempre quieren herirte y todo ese odio que tengo lo acabo plasmando en un papel o a solas con mi pensamiento... cuando, finalmente, rompo a llorar.

¿No podríamos poner cada uno algo de nuestra parte para mejorar las cosas? El mundo está lleno de pobreza y de pobres que aparentan ser ricos... ¿Hasta dónde vamos a llegar? ¿Por qué importa más el qué dirán que nuestros propios sentimientos?

Preguntas sin respuestas...

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