domingo, 16 de noviembre de 2008

Rutinaria rutina...

Te despiertas por la mañana con el intenso pi pi pi del despertador, al cual agarras con la mano y estampas contra el suelo (sí, es de esos que se apagan tirándolos por ahí), vas al baño, te vistes, haces la cama, levantas la persiana... “esta mañana hay niebla”, bajas las escaleras, llegas a la cocina a prepararte el desayuno, te tomas las tostadas viendo el telediario... “cada día hay gente más loca”. Vas a pillar el bus para ir a clase.

Siempre lo mismo... la rutina, maldita rutina.

Pero por mucho que todo se repita y cada día sepa lo que voy a hacer... hay algo que siempre surge y nunca es igual: cada vez que mi mente vuela sola por ahí imagina miles de fantasías, unos días de un tema y otros día de otro.

Todo es tan distinto cuando dejas volar tu mente, cuando todo viaja y los objetos pasan a una velocidad increíble por tus ojos...

No sé si estoy loca, si soy así, si no puedo ser comprendida, si soy fantasiosa... tan sólo sé que soy yo, la persona que siempre fui, la incomprendida por nadie, la que tiene momentos de lucidez y otros tantos de mmm ¿cómo llamarlo? Ni idea del nombre que asignar.

Huir es de cobardes, pero ¿qué es huir de la rutina? ¿un logro? ¿un sueño? ¿quién puede huir de la rutina?

Como siempre... mezclándolo todo.

En momentos como este es cuando deseo que mis pequeñas plantas crezcan y florezcan para poder ¿fumarlas? en los momentos en los que me sienta así, como ahora.


Yo no he cambiado, el mundo sí ha cambiado...

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